Reflexiones al borde de los cuarenta
Y el amanecer del nuevo día la sorprendió
en una cama ajena que no conocía
escrutando alrededor algún vestigio de vida.
Silencio
Calor
Inmóvil debido a la presión
que otro cuerpo sobre el suyo ejercía
otros brazos rodeando los suyos
atrapada en sus manos
percibiendo su aliento.
Silencio.
Calor
Olor
A pasión de la noche anterior
al sudor del esfuerzo por llegar hasta allí
a cama repleta de sueños y besos.
Sonrió
Susurró un Te quiero
Dulce sueño
Ana Fernández Díaz
Un millón de gracias amore!