-Deberías dejarle.
-¿Te has vuelto loca? ¿Por qué dices eso?
-Es demasiado complicado. Demasiado para ti. Siempre te gustó lo difícil y lo fácil te causó indiferencia, pero esto… es demasiado. Demasiado para ti.
-Sí, demasiado, eso ya lo has dicho. Pero a lo mejor… Puedo tirar de paciencia. Tengo mucha, de paciencia. Puedo esperar a que las cosas cambien. O mejor, puedo cambiarlas yo misma.
-No puedes cambiarle y lo sabes.
-No hablo de cambiarle a él, hablo de cambiarnos a nosotros. O de cambiar el contexto, o el argumento, o el título, o.. yo qué sé, de cambiar algo que lo cambie todo. Casi todo.
-¿Con qué te quedarías?
-Me quedo con lo bueno.
-Muy lista. Pero sabes que no hay luz sin sombra. Y aun así, soy yo la que te digo que aquí hay demasiadas sombras como para poder ver algo.
Foto: Oli McAvoy
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