Suéltalo, así sin más. No tengas miedo ni bailes con la melancolía. Ella nunca fue una buena pareja. Suéltalo sin pedir permiso. No tengas dudas de que al hacerlo tu alma se sentirá liberada y la preocupación de tus pestañas pasará a ser insignificante.
Suelta todo lo que no te hace feliz porque entre más tiempo lo tengas contigo, más retrasas el remanso de paz que mereces y esos momentos de felicidad caduca. Suéltalo y cuando lo hagas encontrarás en tu soledad la fruición de que, aunque a veces duele hasta asfixiarte, mereció la pena y las incontables lágrimas.
Suelta el pasado.
Suelta un futuro planeado.
Suelta todas esas cicatrices que acaricias con mimo, como si creyeras que ellas, son las únicas que pueden hacerte cosquillas en el corazón.
¡Suéltalo YA vamos! Yo te ayudo. Dámelo a mí que yo lo tiro a la basura. O mejor aún, lo haré desaparecer.
Suelta…
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