Te conocí el día que llegaste al vecindario, para ser precisos, justo frente mi casa. Vi como bajabas cajas y cajas, eras atlético, de preciosa barba un poco desalineada y despeinado por el ajetreo, de inmediato pensé, “por fin un chico guapo en la cuadra”, te veías muy sensual, sin dudar me acerque para saludar, solo dije hola y que si te podía ayudar, te di la bienvenida al lugar y ayudé con cosas pequeñas, al terminar te invite a comer,algo improvisado y cerveza fría fue el “elegante” menú.
No paramos de hablar, entre historias y risas nos empezamos a conocer, y así comenzó esta gran amistad, aunque claro está que los dos nos resistimos ante cierta tensión sexual que se presentaba en el ambiente, pues ninguno de los dos quisimos entrar en complicaciones, sin necesidad.
Esa inolvidable tarde fue la primera de muchísimas, mismas que forjaron un lazo fuerte entre los dos, siempre supiste mis más guardados secretos y yo tus más intensas fantasías, has sido mi almohada consejera en sentido figurado y literalmente, pues hemos pasado tantas noches juntos sin siquiera tocarnos, solo así, pasando el rato y ayudando el uno al otro a superar la crisis del momento, pues has estado conmigo en mis catastróficas citas como yo en las tuyas, pero sin yugos, sin cadenas, respetando lo que nos hace tan fuertes amigos, la libertad de cada uno. Nos conocemos completos, simplemente con vernos ya podemos leer lo que queremos, incluso sabes que me gustas y sé que te gusto, pero seguimos así, sin complicaciones y libres.
Amigo,Amante
Eres el hombre perfecto, sin dudar, la pareja que muchas desearían tener a su lado. El perfecto amigo al cual he aprendido a querer muchísimo, y detestaría estropear esta amistad.
Y así, pasó lo que ambos estábamos evitando que pasara. Esa tarde me esperabas a fuera de mi casa, yo regresaba de una de mis tantas imperfectas citas y tú venías de la tuya, sin querer la cita tan anhelada estaba justo en la sala de mi casa, tenías comida china, yo saqué la botella de tinto, el pudor que había entren nosotros se fue acabando al ritmo de la botella, entre pláticas, tus labios terminaron justo con los míos, mi beso fue romántico, mientras el tuyo fue deliciosamente apasionado.
No te limitaste a besar mis labios y seguiste con mi cuello, sabía que el amor fraternal que teníamos hasta el momento, terminaría esa noche, y cuando sentí tu lengua en mi espalda ya no pudimos parar, una cosa nos llevó a la otra y así pasaste a ser mi mejor amigo y mi juguete sexual favorito.
En la mañana aun seguíamos enredados, me abrazabas fuerte a tu pecho y yo fascinada podía haber pasado así toda la semana, sin embargo la burbuja se tronó, me besaste suavecito y me dijiste que tenías que irte, te vestiste, de nuevo me besaste y te fuiste, dejándome aun deseándote.
Por un momento pensé que la magia se perdería, que ya no volveríamos a ser los perfectos amigos que éramos, sin embargo, ya han pasado varias noches y muchas las seguimospasando jugando en el colchón, seguimos siendo los mejores amigos y los perfectos amantes. No hay condiciones, ni reproches, y lo mejor, tampoco hay más citas fallidas.
Muchos nos juzgan y nos dicen que nos estamos haciendo tontos, que esa falta de compromiso que manifestamos al estar así, con el tiempo hará que nos perdamos el uno al otro, que no se puede vivir así y un montón de ideas prejuiciosas asegurando que somos promiscuos, pero mi lógica es irrefutable, y les digo que lo que le toca a cada uno tarde o temprano llega, tarde o temprano se acomoda. Y este es el momento para acomodarnos juntos y sin reproches dar rienda suelta a la pasión que nos provocamos, a placer, sin tener que dejar de ser amigos.
De algo debes estar seguro, amigo mío, esta amistad no sólo me ha otorgado un gran confidente, también me regaló a un gran amante, y pase lo que pase, siempre serás el dueño de mis deseos.
Escrito por: Fabiola P.