Autor desconocido.
¡Pero mira que eres feo! ¡Pero mira que eres fea!
Cuántas veces habremos oído decir esto de alguien, de nosotros mismos o peor aún: cuántas veces habrá salido de nuestra boca. ¡Qué fea es por dios! ¡Qué feo! ¿Cómo pude fijarme en él? ¿Por ella me cambias? ¡No me me llega ni a la suela del zapato! ¡Yo soy más guapa! ¡Yo soy más guapo!
En serio. Cada vez me parecen más sórdidos este tipo de comentarios y descalificativos donde por supuesto, yo también he pecado y he sido una imbécil al hacer uso de ellos. Pero con el tiempo aprendes. Incluso de la belleza se aprende. Hasta de la fea. ¿Acaso no hay algo más feo que llamar feo a alguien? ¿Quién eres tú para decir de mí que yo soy fea? O tú. ¿Quién crees que eres para decir que una persona es fea? Ojalá que…
Ver la entrada original 892 palabras más