Floricienta de fin a principio.
Empezaré por el final. Por eso de mitigar el dolor, contraer el estómago y volver a aprender a respirar.
Empezaré por el final, por ese punto y aparte que dejó el eco de tu ausencia, por tu lado vacío de la cama y por el frío que dejaste en mis pestañas. Así, sin más. Sin menos que un pretexto injustificado, sin más que una irrealidad paralela ambigua y disfrazada de patraña.
La vida de una persona está llena de finales. Unos deseados, otros temidos, otros tremendamente dolorosos y otros, inocuos. Pero siempre hay uno, un final que marca la diferencia. Un final que supone un punto de inflexión en la vida de cada uno de nosotros. Un era y un soy que enmarca de algodón nuestra alma. A veces ese final supone la pérdida de toda nuestra razón, de la cordura, de la realidad y…
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